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Por Juanjo Hernández*

 

 

“Monforte debe crecer económicamente con la mirada puesta en sus ciudadanos”. Estoy convencido de que esta premisa es un punto de partida evidente y aceptado por todos.

Sin embargo, cuando observamos la realidad que nos rodea, podríamos pensar que es algo que no siempre ha sucedido en nuestra historia reciente. Llama la atención el caso de los jóvenes monfortinos, en especial de los más cualificados: la mayor parte de ellos han necesitado salir de nuestro pueblo para encontrar un puesto de trabajo acorde a su formación o necesidades. Pero, ¿cómo podemos revertir esta situación?

Si echamos un vistazo a la situación de Monforte del Cid, la economía de nuestro municipio se basa principalmente en los sectores primario y terciario. El sector primario es el sector más importante para Monforte. No cabe duda del papel primordial de la agricultura, especialmente de la uva, para el desarrollo de este.

En cuanto al terciario, destacan en él los pequeños y medianos establecimientos que los vecinos han creado y mantenido en las peores épocas a base de gran esfuerzo. Estos establecimientos ofrecen todo tipo de servicios que necesita nuestra comunidad. Servicios que son imprescindibles para la sociedad y que van desde el pequeño comercio hasta los servicios financieros y de asesoría que podemos encontrar sin salir de nuestra localidad.

No obstante, ¿qué ocurre con el sector secundario?

Lejos quedaron aquellos años en los que el ladrillo era un motor para cualquier economía local y, aunque la industria destaca en Monforte en lo relacionado a las rocas industriales como el mármol y todo su proceso productivo, es evidente que esta no pasa por su mejor momento. Es por ello por lo que el desarrollo de la industria es una necesidad que debemos transformar en una oportunidad para los monfortinos.

Este desarrollo puede darse en las fuentes de energía renovables (como la solar), en la industria de la transformación de materias primas o en las nuevas tecnologías. Esta inversión crearía nuevos puestos de trabajo, tanto cualificados como no cualificados, no sólo en el sector industrial sino también en el resto, ya que podría dar lugar a una mejora en las técnicas y tecnologías aplicadas en la agricultura y a un mayor requerimiento de especialistas en el sector servicios para cubrir las necesidades de las empresa. Debemos invertir en el factor humano como pieza clave para la industria. Para ello, una buena iniciativa sería utilizar la noria de la zona verde como edificio de coworking con despachos a precios asequibles para los jóvenes y emprendedores, todo a ello a nivel público.

En conclusión, la importancia de este desarrollo reside en dos factores.

En primer lugar, la expansión del sector secundario o industrial nos proporcionará una mayor diversificación de nuestra economía, pudiendo reducir así las consecuencias de posibles crisis futuras. Y, en segundo lugar, sólo hay un camino posible en el medio plazo para lograr estos objetivos: continuar trabajando en la senda de la actual corporación municipal iniciada con el desarrollo de un polígono industrial necesario para la economía monfortina. No podemos permitirnos tropezar dos veces con la misma piedra.

 

*Juanjo Hernández es estudiante monfortino de ciencias económicas.

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